#VOZDEMUJER - "CLARA CAMPOAMOR: EL VOTO FEMENINO SI O SÍ"
En 1888, nacía Clara Campoamor, una de las principales defensoras del sufragio femenino en España, que incluso se enfrentó a sus propios compañeros y compañeras de partido para defender aquello que creía justo para ella y millones de mujeres, en un país que predicaba la libertad y el reconocimiento de derechos, pero que se los negaba a un porcentaje de la población. Son conocidos los debates parlamentarios en torno al derecho al sufragio femenino entre Clara Campoamor, firme defensora, y Victoria Kent, que se oponía, por la creencia, no desencaminada, de la influencia de la Iglesia sobre las mujeres en una España con profundas raíces católicas.
Sencilla, humilde, feminista, liberal, independiente, intelectual e injustamente olvidada a pesar de conseguir el voto femenino y el divorcio, hoy en #Vozdemujer: Clara Campoamor, ciudadana ilustre de la II República.
Nació el 12 de febrero de 1888 en una familia humilde del madrileño barrio de Maravillas y fue bautizada como Clara Campoamor Rodríguez, hija de Pilar Rodríguez Martínez, costurera, y Manuel Campoamor Martínez, contable en un periódico. Su familia paterna procedía de Cantabria y Asturias, y la materna de Madrid y Toledo. Cuando su padre murió, su madre tuvo que sacar a todos adelante con su trabajo, asi que Clara para ayudarla, dejó la escuela. Entró luego de dependienta en una tienda, y a los 21 años consiguió plaza como auxiliar femenina de segunda clase del cuerpo auxiliar de Telégrafos del Ministerio de la Gobernación, con destinos sucesivos en Zaragoza (unos meses) y San Sebastián (cuatro años). En 1914, ganó una plaza en el Ministerio de Instrucción Pública, con el primer puesto por oposición, lo que le permitió regresar a Madrid, donde fue destinada como profesora especial de taquigrafía y mecanografía en las Escuelas de Adultas, no podía impartir otras materias, al no tener los estudios de bachiller.
Ya a los 32 se matricula como alumna de Bachillerato, que termina en dos años, y a continuación en la Facultad de Derecho, concluyendo la carrera en otros dos. Con 36 años se convierte en una de las pocas licenciadas españolas. Sus ideas sobre la igualdad de la mujer la acercan al PSOE, y la llevan a prologar el libro de María Cambrils “Feminismo Socialista”, dedicado a su fundador, Pablo Iglesias. El feminismo socialista es una corriente teórica y política que hace una crítica tanto del capitalismo como del patriarcado, enfatizando las esferas tanto pública como privada la vida de las mujeres, y que argumenta que la liberación sólo puede ser lograda a través de poner fin a las fuentes tanto económicas como culturales de la opresión de las mujeres. Este movimiento traspasa las fronteras del marxismo en cuanto a el papel de la sociedad de clases en la opresión de las mujeres. Pero nunca llegó a afiliarse a dicho partido, ni aceptó la colaboración de los socialistas con la dictadura de Primo de Rivera. Por esta razón, junto a la republicana Matilde Huici, fundo la Asociación Liberal Socialista, pero la dejó cuando no pudo conseguir su definición republicana. Mantuvo una gran actividad como conferenciante en la Asociación Femenina Universitaria y la Academia de Jurisprudencia, defendiendo siempre la igualdad de la mujer y la libertad política.
Tras proclamarse la Segunda República, Clara Campoamor fue elegida diputada por la circunscripción de la ciudad de Madrid en las elecciones de 1931, por el Partido Radical, al que se había afiliado por haberse proclamado este "republicano, liberal, laico y democrático", constantes de su propio ideario político. Durante el periodo de las Cortes Constituyentes de 1931 formó parte del equipo que elaboró el proyecto de la Constitución de la nueva República integrada por veintiún diputados. En dicho organismo luchó por establecer la no discriminación por razón de sexo, la igualdad jurídica de los hijos e hijas habidos dentro y fuera del matrimonio, el divorcio y el sufragio universal, a menudo llamado “voto femenino”. Consiguió todo, excepto lo relativo al voto, ya que este, tuvo que ser debatido en las Cortes de España.
La izquierda, con excepción de algún grupo socialista y algunos republicanos, eran contrarios a dar el voto a las mujeres, ya que afirmaban la gran influencia que tenia la Iglesia Católica sobre las femenina, y que los votos irían al bando de la derecha. El debate final se celebró el 1 de octubre, y enfrento a Clara Campoamor contra Victoria Kent, del bando socialista. Campoamor fue la clara ganadora, y el sufragio femenino se hizo realidad, con 161 votos a favor y 121 en contra. En 1933 la CEDA ganó las elecciones y Lerroux formó gobierno. Toda la izquierda le echó la culpa de su derrota a Clara, siendo su muerte política.
Nació el 12 de febrero de 1888 en una familia humilde del madrileño barrio de Maravillas y fue bautizada como Clara Campoamor Rodríguez, hija de Pilar Rodríguez Martínez, costurera, y Manuel Campoamor Martínez, contable en un periódico. Su familia paterna procedía de Cantabria y Asturias, y la materna de Madrid y Toledo. Cuando su padre murió, su madre tuvo que sacar a todos adelante con su trabajo, asi que Clara para ayudarla, dejó la escuela. Entró luego de dependienta en una tienda, y a los 21 años consiguió plaza como auxiliar femenina de segunda clase del cuerpo auxiliar de Telégrafos del Ministerio de la Gobernación, con destinos sucesivos en Zaragoza (unos meses) y San Sebastián (cuatro años). En 1914, ganó una plaza en el Ministerio de Instrucción Pública, con el primer puesto por oposición, lo que le permitió regresar a Madrid, donde fue destinada como profesora especial de taquigrafía y mecanografía en las Escuelas de Adultas, no podía impartir otras materias, al no tener los estudios de bachiller.
Ya a los 32 se matricula como alumna de Bachillerato, que termina en dos años, y a continuación en la Facultad de Derecho, concluyendo la carrera en otros dos. Con 36 años se convierte en una de las pocas licenciadas españolas. Sus ideas sobre la igualdad de la mujer la acercan al PSOE, y la llevan a prologar el libro de María Cambrils “Feminismo Socialista”, dedicado a su fundador, Pablo Iglesias. El feminismo socialista es una corriente teórica y política que hace una crítica tanto del capitalismo como del patriarcado, enfatizando las esferas tanto pública como privada la vida de las mujeres, y que argumenta que la liberación sólo puede ser lograda a través de poner fin a las fuentes tanto económicas como culturales de la opresión de las mujeres. Este movimiento traspasa las fronteras del marxismo en cuanto a el papel de la sociedad de clases en la opresión de las mujeres. Pero nunca llegó a afiliarse a dicho partido, ni aceptó la colaboración de los socialistas con la dictadura de Primo de Rivera. Por esta razón, junto a la republicana Matilde Huici, fundo la Asociación Liberal Socialista, pero la dejó cuando no pudo conseguir su definición republicana. Mantuvo una gran actividad como conferenciante en la Asociación Femenina Universitaria y la Academia de Jurisprudencia, defendiendo siempre la igualdad de la mujer y la libertad política.
Tras proclamarse la Segunda República, Clara Campoamor fue elegida diputada por la circunscripción de la ciudad de Madrid en las elecciones de 1931, por el Partido Radical, al que se había afiliado por haberse proclamado este "republicano, liberal, laico y democrático", constantes de su propio ideario político. Durante el periodo de las Cortes Constituyentes de 1931 formó parte del equipo que elaboró el proyecto de la Constitución de la nueva República integrada por veintiún diputados. En dicho organismo luchó por establecer la no discriminación por razón de sexo, la igualdad jurídica de los hijos e hijas habidos dentro y fuera del matrimonio, el divorcio y el sufragio universal, a menudo llamado “voto femenino”. Consiguió todo, excepto lo relativo al voto, ya que este, tuvo que ser debatido en las Cortes de España.
La izquierda, con excepción de algún grupo socialista y algunos republicanos, eran contrarios a dar el voto a las mujeres, ya que afirmaban la gran influencia que tenia la Iglesia Católica sobre las femenina, y que los votos irían al bando de la derecha. El debate final se celebró el 1 de octubre, y enfrento a Clara Campoamor contra Victoria Kent, del bando socialista. Campoamor fue la clara ganadora, y el sufragio femenino se hizo realidad, con 161 votos a favor y 121 en contra. En 1933 la CEDA ganó las elecciones y Lerroux formó gobierno. Toda la izquierda le echó la culpa de su derrota a Clara, siendo su muerte política.
Al estallar la Guerra Civil se exilió y en 1937 publicó en París; "La revolución española vista por una republicana", donde narra su experiencia en Madrid, mostrándose crítica con el comportamiento de los republicanos. Vivió una década en Buenos Aires donde se ganó la vida traduciendo, dando conferencias y escribiendo biografías de grandes mujeres de la historia como: Concepción Arenal, Sor Juana Inés de la Cruz,...). Intentó regresar a España a fines de la década de 1940, pero desistió al conocer la noticia de que estaba procesada por su pertenencia a una logia masónica. Finalmente, murió el 30 de abril de 1972. Sus restos descansan en el cementerio de Polloe en San Sebastián.
Un gran mujer, de ideales fuertes que ejerció la política con semblante y fuerza arrolladora. Injustamente apartada y criticada por camaradas que no vieron más allá de sus propias narices, porque en democracia no hay cabida para el odio, la discriminación y la intolerancia.
"Resolved lo que queráis, pero afrontando
la responsabilidad de dar entrada a esa mitad de
género humano en política para que sea cosa de dos.
No podéis venir aquí vosotros a legislar,
a votar impuestos, a dictar deberes, a legislar sobre
la raza humana, sobre la mujer y sobre
el hijo, aislados, fuera de nosotras".
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