¿POR QUÉ DARK ES LA MEJOR SERIE DE ESTOS ÚLTIMOS AÑOS?

En una nueva era, donde el consumo audiovisual en plataformas como Netflix, HBO o Amazon Prime se ha disparado, a veces es difícil encontrar un relato que nos deslumbre, o por lo menos esto no ocurre a nosotras. Pero siempre aparece un soplo de aire fresco que nos rescata del pozo fangoso en el que se transforman, en muchas ocasiones, estas plataformas de streaming; y ese soplo, ha sido, sin duda alguna, "Dark". Una producción alemana, que ha cautivado a millones de espectadores en todo el mundo. 

Dark fue el debut de los alemanes en la plataforma por excelencia, estrenando su primera temporada en 2017, y llegando a su final en el 2020. Un relato complejo, donde los viajes en el tiempo son el eje vertebrador de la idas y venidas de una serie de personajes interrelacionados de una forma brutal. Es tal su grado de complejidad, que Netflix creó una página oficial (dark.netflix.io/es) para ayudar al espectador a no perderse en la trama. No mentimos cuando afirmamos que no es una serie del montón, no es ligera, para ver una tarde de aburrimiento. Se necesita estar concentrado, abierto de mente y ser consciente de estar ante un relato de ciencia-ficción de alto nivel. 

Si nos pedís que la resumamos, os aseguramos que no es tarea fácil. Podríamos empezar diciendo que el relato de ciencia-ficción nos traslada a un pueblo de Alemania, donde iremos conociendo los viajes en el tiempo de varios de sus habitantes y las consecuencias de estos mismos en sus relaciones. Misterio y psicología humana se entrelazan en un bucle temporal, lleno de baches y desgarros emocionales. 

Y llegados a este punto, muchos diréis, los viajes en el tiempo es un tema trillado tanta en el cine como en la propia literatura; entonces qué le hace diferente a Dark del resto de producciones. Pues la respuesta es clara, la magnitud de sus viajes en el tiempo. La historia no es lineal, es un círculo que empieza y termina una y otra vez. El relato nunca termina, vuelve a empezar. Todo un reto para el intelecto del espectador, que nos deja con la boca abierta y llenos de preguntas, con una necesidad enfermiza de seguir con el siguiente capítulo. 


A Dark le podría pasar como a otras historias, donde la complejidad de su argumento, hicieron que acabaran de una forma poco creíble, el caso de "Lost". Pues ahí radica la genuidad de la serie alemana, ningún hilo, ningún personaje queda abierto. Todo termina bien atado, para bien o para mal, pero la explicación está ahí. 

Otro punto a su favor, es sin duda alguna la complejidad de sus personajes. Alejado del relato clásico de buenos y malos, aquí no hay esa dicotomía. Cada personaje muestra sus complejidades, cada uno sostiene su propia balanza. En el transcurso de sus propios relatos, tomarán un camino u otro, que afectará a otros personajes, pero no por el hecho de hacer mal alguno, el relato de la vida es ese, la toma de decisiones, la construcción de nuestro propio porvenir. 


Con un casting de escandalo, la complejidad de los personajes se hace más palpable. Unas actuaciones impecables por parte de todo el reparto, donde nadie se queda atrás, os lo aseguramos. Finalmente, la fotografía, el color oscuro y apagado de toda la cinta y por supuesto la penetrante banda sonora, son una aliciente más para disfrutar de una de las mejore series de los último años. Una serie que ha sabido darle un fin merecedor de la ovación del público y la crítica, sin caer en la trampa de hacer caja, y cerrando un relato que perdurará en el tiempo. 

Los autores de esta serie ya están trabajando en un nuevo proyecto que se llamará "1899". La historia se centrará en un grupo de migrantes que viajan en un barco desde Inglaterra a los Estados Unidos y en el trayecto se encuentran con otra nave varada en el medio del mar.



A continuación os dejamos un profunda reflexión de excompañero, gran fan de la serie, que ha desgranado de un punto de vista psicológico y filosófico, la propia trama de la serie. Os recomendamos que veáis la serie antes de leer esta reflexión, ya que en ella desvela ciertos aspectos de la serie de gran relevancia. Pero si os animamos a dejar vuestros comentarios, estaremos encantados de de leerlos. 


Recientemente, el insaciable equipo de ratones de biblioteca se puso en contacto conmigo, compañeros otrora, ya que sabían que había visto la serie Dark y me había encantado. Querían un breve análisis desde mi perspectiva como psicólogo y psicoanalista, pero al ponerme a pensar en ello, creo que será mucho más interesante hacer una revisión desde el ámbito filosófico, aunque con pinceladas psicoanalíticas, ya que padezco de una gravísima deformación profesional.

Dark ha sido, con mucha diferencia, una de las obras audiovisuales que más me han impactado no solo en los últimos años, sino en general. Es muy poco corriente toparse con una serie que ahonde en temas complejos y con argumentos que no caigan en los tópicos de siempre. Si bien los multiversos y los viajes en el tiempo sí que forman parte, por desgracia quizás en demasía, de las temáticas habituales del entretenimiento de ciencia ficción; no es nada habitual que a través de estos se traten asuntos como la angustia, la repetición, el sacrificio, la existencia, la nada, el dolor o el amor como línea base. Esto, si lo juntamos con un excelente apartado visual, así como con una banda sonora de lo más evocadora, da como resultado una obra que, francamente, a mí me resulta sobrecogedora, en el buen sentido.

Si no has visto la serie y esta breve descripción te ha resultado sugerente, te recomiendo que no sigas leyendo, por favor, porque no solo voy a hacer un Spoiler, sino que voy a diseccionar el final. De verdad, ve a ver la serie y cuando la termines vuelves a leer este post entero y me dejas tu opinión, pero no me gustaría nada arruinarte esta serie. ¡Esta en concreto no!

Bueno, como tampoco quiero extenderme mucho, hablaré directamente de los dos personajes principales de la serie Jonas-Adán y Martha-Eva. Si bien a lo largo de las dos primeras temporadas se nos van introduciendo algunos elementos de misterio y ya con cierto valor narrativo, no es hasta la tercera temporada cuando realmente sabemos, o sospechamos, qué es lo que está pasando. Ese personaje misterioso que aparece mirando un hermoso, pero espeluznante cuadro de Rubens, al que todos llaman Adán, es el joven Jonas, al menos uno de los dos Jonas existentes. Este hombre preside una organización que pretende acabar con todo, quiere terminar con el bucle sin salida, aunque al pretender esto, no hace más que avivarlo.

Martha, o, al igual que Jonas, al menos una de las dos Martha existentes, pretende todo lo contrario. Mientras que Adán quiere escapar del sufrimiento que le produce estar atrapado en un bucle temporal, Eva quiere perpetuar dicho bucle, pues es en medio de esa realidad en donde nace su hijo, en donde ella hace su vida, al fin y al cabo.

Ambos tienen su punto, sin duda. Es cierto que a lo largo de la serie se muestra un acontecimiento aberrante tras otro, es una trama gris, en la que nada sale como uno esperaría de un guion televisivo. No contenta al espectador de manera fácil. Es una historia cruel, que no esconde el sufrimiento que la vida puede reportar a un joven exhausto. ¿Y cuál es la recompensa a dicho sufrimiento, a dicha entrega absoluta a una causa? Más sufrimiento, eternamente, según Adán. Eso es lo que se nos muestra del personaje, es un hombre atormentado al que se le ha arrebatado absolutamente todo una y otra vez sin poder evitarlo.

A eso se reduce la vida, ¿no? Adán pareciera un alumno predilecto de Schopenhauer, un  filósofo existencialista pesimista radical con una fabulosa pero deprimente obra filosófica. Para Schopenhauer la existencia es dolor, está regida por lo que él llama voluntad, que es, resumiendo casi al absurdo, aquello que nos lleva a vivir la vida, a desear, a hacer cosas, a pesar del dolor y del sufrimiento de la vida. Schopenhauer propone, por tanto, derrocar la tiranía de la voluntad a través de un acto de renuncia mesiánico, mediante el cual, al renunciar incluso al propio deseo, motor de la vida, un sujeto puede vencer a la voluntad del mundo, puede arrancarse de las garras de la voluntad, que nos engaña con el amor, con el deseo, con la vida, en definitiva, para que existamos. Para Schopenhauer la meta de un humano virtuoso es esa renuncia de la voluntad, es ese estado de “indiferencia” hacia la vida en el que uno se limita a hacerse uno con la nada. Me da hasta un poco de vergüenza el resumen que estoy haciendo de la teoría de Schopenhauer, pero si os llama la atención os recomiendo, a medias si estáis de bajón, que lo leáis para tener una idea de primera mano de lo que propone este autor.

En este sentido, Adán, al igual que Schopenhauer, quiere reducirse a la nada, y no es que quiera, es que lo logra. Literalmente deja de existir, de sufrir. Hace una renuncia radical, junto con un “omnicidio” (me acabo de inventar el término, pretendiendo transmitir que acaba con TODO). Es un Ángel redentor y un dios destructor. Hay una diferencia entre Adán y Schopenhauer, y es que Adán en el fondo desea, y como desea, es, en ultima instancia, víctima de la voluntad que domina el mundo, aunque finalmente lo destruye, junto con la voluntad.

Veamos un poco de Eva. En contraposición a Adán, Eva no quiere que el mundo termine. Sabe, muy de primera mano, que hay un sufrimiento enorme en este, sabe que se produce un apocalipsis que matará a muchos de sus seres queridos una y otra vez, sabe que ella tendrá que hacer renuncias dolorosísimas. Sabe todo eso y más, y a pesar de ello, apuesta por la vida, por su mundo, por todo. ¿Qué le puede llevar a esta meta, habiendo vivido una situación parecida a la de Adán? Pues el amor, el deseo, el vitalismo. Si Adán es discípulo de Schopenhauer, Eva lo es de Nietzsche. Vive, a pesar de todo. Abraza el dolor, pues sabe que, a pesar de lo intenso que pueda ser este, en la vida hay más cosas. Es cierto que a lo largo de la serie presenciamos principalmente penurias y acontecimientos devastadores, pero también vemos a dos personas ancianas que han vivido toda una vida. De todos esos años, hemos visto
solo una fracción mínima en la serie. ¿Qué pasa el resto del tiempo? Está la vida, está el amor que siente Eva por su hijo y por sus familiares, amor que le lleva incluso a sacrificar a otros seres queridos o a repetir una hecatombe una y otra vez si hace falta para que su vida suceda.

Eva hace una poderosísima apuesta por vivir, nada fácil, conociendo su situación, pero incluso en la más adversa circunstancia, encuentra motivos para considerar que su vida merece ser repetida una y otra vez, en un eterno retorno, similar a lo que decía Nietzsche. Si uno vive de manera virtuosa, bajo su propia moral y se constituye como Superhombre, en este caso Supermujer, llevará una vida con una coherencia tal que merecerá la pena repetirla en bucle.

También me avergüenzo de la simplificación que acabo de hacer de Nietzsche. Perdonadme, pero me servía para ilustrar un poco las reflexiones que he hecho. Dos posturas incompatibles y antagonistas. La nada y el deseo. Solo puede quedar una, y al final de la serie es la nada, a medias. Se destruyen dos realidades para que pueda prevalecer una tercera, la original, y todo esto se lo debemos a Clara, una mujer que, guiada por el amor hacia su hija fallecida, busca una alternativa, una manera de lograr una realidad en la que esta  no muera. Ganan los dos, de alguna manera. Adán acaba con su existencia y con la de los dos mundos que perpetúan su sufrimiento de manera definitiva, pero lo hace, sin saberlo, obedeciendo al deseo, a la voluntad que se impone a través del amor de Clara por su hija. 

Qué difícil es la vida. Aunque sepamos que moriremos conscientemente, mantenemos hasta el fin de nuestros días una inmortalidad inconsciente, todos nos creemos seres perpetuos en el fondo. Tener plena y constante conciencia de que moriremos, de que nuestros seres queridos morirán, de que todo se acabará, tiene que ser una sensación inaguantable. Es por eso por lo que la serie nos hace poder identificarnos con ambas posturas. No obstante, yo soy psicoanalista, me rijo por la ética del deseo. ¿Cómo renunciar al deseo para no sufrir, para no existir? Eso está muy bien en un personaje trágico como Adán, pero en la vida real tiene unas consecuencias terribles; de hecho, como decía antes, ni siquiera Adán está libre de deseo en el fondo, por mucho que le hubiera gustado. El deseo es el motor de la vida, desear es saberse en falta, buscar afuera, en la vida, el combustible para seguir adelante. Por supuesto, para desear hay que angustiarse, hay que sufrir, hay que toparse con la vida; pero incluso con estos inconvenientes, uno puede vivir una vida tan fabulosa si sabe vivirla conforme a su deseo que puede merecer la pena vivirla eternamente una y otra vez, a pesar de los pesares. Yo, en este sentido, estoy con Eva, si no no tendría la profesión que tengo, la verdad.

En la serie, aun con todo, acaba “ganando” Adán. Jonas logra ese acto mesiánico de renuncia radical en el que se reduce todo a la no existencia, y sale la que era su madre en una tercera realidad diciendo que había tenido un sueño en el que todo acababa, no había nada, no había ayer, ni hoy, ni mañana, solo oscuridad, y se estaba bien. Parece que la nada también acoge, que yo apueste por la vida no quiere decir que Schopenhauer fuera un necio, ni mucho menos, simplemente estoy en desacuerdo con su postura. Si bien esa nada en la que nada te perturba, en la que nada ocurre, en la que nada se desea, al fin y al cabo, aporta una sensación de nirvana, de quietud, de paz que no lo da la inestabilidad del deseo, me quedo con la vidilla del segundo. Vivamos la vida como si fuéramos a repetirla una y otra vez en bucle, amigos, que nunca se sabe.

Creo que con estos dos personajes puede abrirse un debate muy interesante, me encantará leer vuestros comentarios y responder, en la medida de lo posible. Me he metido en un territorio que no domino en absoluto, como es el de la filosofía, a ver si conseguimos que nos lea un filósofo o alguien muy versado en los temas tratados y me corrige algunos disparates que seguro que habré soltado. Mientras tanto, ¿Cuál es vuestra opinión? ¿Sois del equipo Adán o del equipo Eva? 







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