50 AÑOS DE REBELIÓN


Un 28 de junio de 1969 , un grupo de habituales clientes del local gay neoyorkino Stonewall Inn, se levanto contra la represión constante sufrida por parte de la policía, y con beneplácito de un gobierno homófobo. La policía, como era habitual, intentó apresar a varios de los clientes que se encontraban aquella noche en el loca, pero lo que no sabían ellos, es que aquella noche no iba a ser como las demás. Hartos de ser apaleados, discriminados, vejados y tratados como auténtica basura, contraatacaron ferozmente, dando lugar al primer "Orgullo" de la historia de la humanidad. 

Aquellos  y aquellas valientes sembraron la semilla de la revolución LGTBI+, que desde aquel día creció robusta y fuerte. Este año se conmemora su 50 aniversario, en un clima de cierta incertidumbre ante los diferentes movimientos políticos, que pretenden retroceder en derechos y libertades conseguidas por un colectivo que ha luchado, ha sangrado y ha llorado ante el muro de la intolerancia. 

La propia creación del local que vio nacer el Orgullo, se sustenta en bases de rebelión ante lo considerado normativo en un sociedad clasista, retrograda y encorsetada. Su dueño, Fat Tony, hijo de un importante miembro de la mafia neoyorkina, se enfrentó a su padre en un grito por la libertad individual y colectiva. El local fue reformado de arriba a abajo, creando el primer lugar donde gente del propio colectivo no era rechazada, estamos hablando del colectivo trans, así como travestís, y drag queens. Además aquellos que eran doblemente discriminados, estamos hablando de negros y latinos, encontraron un lugar al que llamar hogar. Y por si esto no fuera ya suficiente para catapultar el negocio al éxito rotundo, el local ofrecía algo que otros bares de ambiente de la ciudad no se habían planteado; el colectivo también baila. Una pista para deshivirse, bailar y enamorarse. 


Como era habitual, Fat Tony, tenía comprada a la policía, pero esta, para salvaguardar las apariencias, realizaba redadas rutinarias a primeras horas de la noche, para así no inmiscuirse demasiado en el negocio del mafioso. Así es el capitalismo, el dinero mueve montañas. Las redadas consistían en hacerse con la custodia de cierto número de botellas de alcohol (el bar no tenia licencia), algo del poco dinero que habían hecho hasta el momento, y la detención de aquellos hombres que se vestían de mujer. A estos una agente de policía se les llevaba a los aseos del local, para realizar la rutinaria y vejatoria acción de comprobar que, efectivamente eran hombres. Los que eran llevados presos, si se conocía la noticia, corrían el serio riesgo de perder a su familia (varios eran hombres casados con hijos), a ser echados de sus trabajos o desplazados en sus comunidades.Toda una serie de atropellos a la intimidad, el honor y la dignidad individual y colectiva de aquellas personas que se salían de la "heteronormatividad".


Por aquel entonces, la homosexualidad estaba prohibida en Estados Unidos; el único estado que no la combatía era Illinois. En esos convulsionados años sesenta junto a los reclamos raciales, feministas y en contra de la Guerra de Vietnam, se unió el grito de lucha y reivindicación del colectivo LGTB. Pequeñas revueltas y actos de resistencia iban teniendo lugar en todo Estados Unidos. El colectivo salió a la calle, y ese ejercicio de visibilización, despertó al dragón enfurecido, la intolerancia de una sociedad que amaba la libertad, pero que es nula en el ejercicio empático. Nacieron las famosas terapias de conversión, que aún hoy en día, siguen proliferando como cucarachas, a pesar de ser un fraude y altamente peligrosas para la salud físicas y psicológica de aquellos/as que se someten a ellas. No hay pruebas suficientes para apoyar el uso de intervenciones psicológicas para cambiar la orientación sexual, pero hay que recordar que no fue hasta 1990, cuando la OMS decidió despatologizar la homosexualidad. Mucho más reciente ha sido la eliminación del carácter trastorno mental, de la transexualidad, que pasa a formar parte de un epígrafe nuevo denominado "condiciones relativas a la salud sexual" y a denominarse "incongruencia de género". 


Han transcurrido 50 años desde las protestas y disturbios en el Stonewall Inn, el emblemático bar LGBTQ de Nueva York, pero la lucha continua, y hoy más que nunca desde la redacción de este blog bibliotecario, os aseguramos que pelearemos por transmitir una cultura integradora, tolerante y libre de prejuicios, intransigencias banales y sin fundamento, libre del odio que negrece y pudre el corazón de una sociedad avocada a repetir los mismos errores del pasado. 

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